José Pérez Tornero. Capitulo 3 y 4. Análisis.


Los nuevos procesos de mediación: del texto al hipermedia.

Según José Pérez Tornero que nos acerca a la historia del lenguaje, primero fue el lenguaje gestual una forma de comunicación, luego el lenguaje oral pero vinculado a la gestualidad, de modo que era necesario una fisicidad siendo implícito que el sujeto este en el aquí y  ahora para la comunicación. Al tiempo el lenguaje oral se puede expresar por medio de la escritura, mientras que lo gestual por el dibujo o la pintura. Con estos medios de comunicación el mensaje cobra autonomía e independencia del sujeto que pasa  a ser ausente, y el tiempo que era efímero pasa a ser permanente.
La imprenta permitió que los textos se expandieran por las distancias y perduraran a través del tiempo. Esto permitió que el entramado social perpetúe su historia, cultura y vida a través del dominio del texto.
A lo largo del tiempo surgieron otros lenguajes además del oral, gestual, textual, el dibujo o la pintura, como la fotografía, el cine y el video. Está surgiendo una nueva escritura, la escritura de las imágenes.[1]
 Con estas nuevas modalidades de comunicación, el ciudadano común amplia sus posibilidades expresivas y renueva las formas de comunicarse. Se produce un cambio de paradigma al democratizarse la tecnología, ya que el progreso tecnológico ha sido tan acelerado, que lo que diez años atrás eran proyectos interesantes, hoy son realidades sobradamente difundidas.
Los recursos visuales permiten mayor objetivación del sistema de representación y de la construcción icónica; y por ello la imagen al estar siendo digitalizada desarrolla nuevas formas de abstracción, de simplificación de objetos representados, de su iconicidad.
También en esta era surgen los hipermedia, lo opuesto a la linealidad y secuencialidad de los  textos. Aquí no se establece un principio y un fin sino que convergen muchos lenguajes y signos, hibridación y mixtura[2].

En esta nueva era surge un cambio de paradigma, donde pasamos de ser consumidores a ser prosumidores. Con esto me refiero a que no solo somos consumidores de imágenes y videos sino que somos productores, gracias a la democratización de la tecnología. Hoy día un niño de cinco años, saca fotos y hasta filma con un celular. Estos niños están naciendo en la nueva era de la imagen y de la sobreinformación, por esta misma razón hay que seleccionar los contenidos que queremos que aprendan y alfabetizarlos en los nuevos medios y lenguajes visuales a los cuales se enfrentan diariamente.
  




[1] . Comunicación y educación en la sociedad de la información. Tornero Pérez. Pág, 77.
[2] . Íbidem. Pág, 81.



Este es un resumen en imágenes del texto de Pérez Tornero





La nueva competencia comunicativa en un contexto mediático

José Pérez Tornero en este capítulo  nos muestra una realidad contemporánea que no escapa a nadie;  hoy somos una sociedad mediática, pero en la teoría y en contenidos educativos todavía estamos aferrados a un contexto histórico  y social del pasado. Donde la competencia comunicativa se centra en el lenguaje verbal y no se toman en cuenta la competencia semiológica en sentido amplio.
 Respecto a la inteligencia Tornero nos menciona que hay dos tipos; una interna, biológica e individual, y otra externa, cultural y colectiva. (J.P. Tornero).
Se refiere a una dialéctica de la inteligencia, en la cual la inteligencia externa modifica a la inteligencia interna de la que a su vez procede. Las dos tienen tiempos diferentes de modificación, la inteligencia interna es un proceso lento de evolución biológica, mientras que la inteligencia externa que la componen las prótesis de los sentidos que son los medios y los lenguajes,[1] se transforma aceleradamente.
La inteligencia externa que se modifica rápidamente en la contemporaneidad ha cambiando las sociedades, la geografía, las culturas, el ecosistema, y también los sistemas de interpretación que a su vez modifican los modos de comunicación tanto  ligüísticas como semiológicas.   La inteligencia externa ha logrado superar el lugar físico y temporal, fenómeno de deslocalización, y de destemporalización.
Michael Foucault introduce un neologismo que es el de heterotopía, diciendo que es el  espacio del mundo contemporáneo por excelencia.  Vivimos en un espacio heterogéneo, dentro de una red de relaciones que delinean lugares que son irreductibles unos a otros y absolutamente imposibles de superponer.[2]

Los cambios culturales que la inteligencia externa  ha producido vienen intrínsicamente acompañados de un crecimiento exponencial de los sistemas simbólicos e icónicos, los cuales hoy pasan a ser la información dominante. Esto produce una modificación en  los sistemas lingüísticos y comunicativos.
Tornero hace una crítica  a la “racionalización” de la asociación del lenguaje verbal y escrito, como  sinónimo de pensamiento y como único modo racional de comunicación.  Me refiero a “Racionalización”[3] a el querer encerrar una idea como coherente, y dejar al margen y olvidado lo que la contradice. Tornero reclama que aceptemos  la existencia de una capacidad semiótica general, la existencia de signos no solo verbales, sino también corporales, icónicos, gráficos, visuales, cinéticos, simbólicos, etc. [4] Y este es el desafío de la educación.
Hoy en día estamos en un contexto mediático y plurisemiológico, pero en la educación las disciplinas y  saberes no se adaptan a este contexto;  siguen estancadas en el pasado.  Hay una lucha de fuerzas antagónicas entre el contexto contemporáneo y las disciplinas educativas que no acompañan los cambios.  Es un espacio de ambigüedad que estanca la educación y por esta razón debemos vencer el miedo que nos aferra y paraliza a un pasado cómodo y conocido por todos. Lo nuevo es impredecible e incierto, pero tenemos que reconstruir el presente en este proceso de desambiguación.








[1] .Comunicación y educación en la sociedad de la información. Tornero Pérez.Pág. 88.
[2] http://www.atributosurbanos.es/terminos/heterotopia/
[3] E. Morin “Introducción al pensamiento complejo”. Pág 102.

[4] Comunicación y educación en la sociedad de la información. Tornero Pérez. Pág. 98.



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